Sobre la tasa de interés
La tasa de interés (que también suele denominarse tipo de interés en algunos países) se define técnicamente como “el precio de la plata”.
Todas las cosas que podemos comprar o vender tienen precio. En el caso de la plata, su precio es, justamente, la tasa de interés.
La tasa de interés se expresa como porcentaje y representa el costo que debemos pagar (en el caso de pedir plata prestada) o cobrar (en caso de que prestemos plata), durante determinado período de tiempo.
Esto significa que la podemos expresar desde dos puntos de vista, desde la mirada de quien presta plata y de quien pide plata prestada.
Desde la mirada de quien pide plata prestada:
La tasa de interés es el precio que pagamos cuando nos prestan plata. Es decir, es el costo que debemos afrontar por utilizar plata que no es nuestra y que nos facilitan durante un determinado período de tiempo.
Desde la mirada de quien presta plata:
La tasa de interés es el precio que cobramos o recibimos por prestar nuestra plata a alguien que pueda necesitarla.
¿Cómo se mide la tasa de interés?
La tasa de interés se expresa como un porcentaje del monto de plata que se presta o se pide prestada, al que llamaremos monto de capital. En otras palabras, es un monto de plata expresado en porcentaje que se añade al monto inicial prestado a la hora de la devolución.
La tasa de interés en un préstamo
Cuando necesitamos plata podemos recurrir a distintas entidades para que nos otorgue el financiamiento que precisamos. Nos otorgarán un determinado monto, con el compromiso de que lo tendremos que devolver en determinado período de tiempo y con un costo adicional.
Veamos un ejemplo: si en enero 2021 solicitamos un préstamo de $10.000 con una tasa de interés del 40% anual, en enero 2022 (al año) deberíamos devolver esos $10.000 más $4.000 en concepto de intereses, todo junto y en un único pago. Ya que $4.000 es el 40% de $10.000 y en este ejemplo solamente calculamos intereses una sola vez (al final el préstamo).
En los préstamos, como regla general, alguien pide una determinada cantidad de plata y tiene la obligación de devolverla en determinado momento prepactado y con un determinado % de interés como retribución a quien prestó la plata.
La tasa de interés en un crédito
Cuando hablamos de crédito, no recibimos un monto fijo de plata en efectivo, como ocurre en un préstamo. En los créditos nos dan la posibilidad de gastar un determinado monto, pero sin darnos la plata físicamente en billetes.
Un clásico ejemplo de esto es la tarjeta de crédito. La tarjeta nos da un cupo de plata que podemos gastar, pero no significa que tenemos la obligación de gastarla toda. La plata está a nuestra disposición y podemos decidir si queremos utilizarla o no.
Con las tarjetas de crédito nos pueden suceder dos situaciones:
Situación 1: intereses por pagar en cuotas
Lo primero que nos puede ocurrir es que vayamos a un comercio a comprar y pidamos pagar en cuotas. En ese caso, puede que el producto a comprar tenga un precio final más alto si se paga en cuotas que si se paga al contado. En este caso, estaremos pagando un porcentaje de interés, que será la diferencia entre el monto final que nos cuesta el producto en cuestión frente a lo que hubiésemos pagado si lo hubiéramos comprado al contado.
Situación 2: intereses por no pagar la tarjeta de crédito
Cuando compramos con tarjeta de crédito, al mes siguiente nos llega el resumen o saldo de cuenta que debemos abonar. En el caso de que no paguemos el total del saldo, la compañía o entidad financiera que nos emitió la tarjeta nos aplicará un interés, un recargo, por el monto que no paguemos. En este caso también la tasa de interés estará presente en el cálculo de ese recargo que deberemos afrontar por no haber pagado el total a término.
Si querés conocer más acerca de los créditos y préstamos te recomendamos el siguiente artículo que desarrollamos al respecto.
La tasa de interés del prestamista o el inversor
Ahora bien, también hay un lado b de la cuestión de la tasa de interés y es cuando nos ponemos en la vereda de enfrente. Es decir, no nos posicionamos como el que pide plata prestada sino como aquel que presta plata o coloca plata en alguna inversión.
En este caso hay muchos ejemplos, pero uno muy clásico es el cliente de una entidad financiera que tiene plata y realiza, por ejemplo, un plazo fijo. En este caso, la entidad financiera le pagará una tasa de interés al cliente por haber colocado su plata.
Para esta inversión el cliente que tiene plata sabe que pone determinado monto y que la entidad le deberá dar el monto original más un interés que se informa al realizar el plazo fijo. Por ejemplo, si el cliente quiere invertir $10.000 y la tasa de interés que paga un plazo fijo es 3% mensual , entonces a fin de mes la entidad financiera deberá darle $10.300. El número surge de los $10.000 invertidos originalmente más un adicional de $300 en concepto de intereses (debido a que $300 es el 3% de $10.000).
Hay muchos tipos de inversiones de este tipo que pagan una tasa de interés al inversor y que iremos viendo con más detenimiento en diferentes artículos, como puede ser invertir en determinado Fondo Común de Inversión, en un bono, en Letras del Tesoro, cauciones, por citar algunas.
Los tipos de interés más usados
Hay dos tipos de interés que son muy habituales en la vida cotidiana y que se clasifican en: interés simple y compuesto.
¿Qué es el interés simple?
El interés simple es el beneficio (interés) que se calcula sobre la plata original que invertimos (capital). Los intereses que se van generando no se vuelven a invertir, sino que se retiran a medida que termina cada uno de los períodos. Veamos un ejemplo:
Si invertimos $100 en un banco o una fintech con un interés del 3% mensual, al finalizar ese mes tendremos $103. Esos $103 estarán compuestos por los $100 de inversión inicial y $3 de interés (ya que $3 es el 3% de $100). El interés simple se calcula si todos los meses retiramos los $3 en concepto de intereses y volvemos a invertir los $100.
¿Qué es el interés compuesto?
El interés compuesto es el beneficio (interés) que se calcula sobre la plata original que invertimos (capital) y también sobre el interés acumulado de períodos anteriores. Período a período, los intereses que conseguimos como beneficio se reinvierten (o sea, se suman) a la plata inicial.
Como consecuencia, la plata invertida crece por dos caminos. Por un lado, por el interés que genera en forma simple y, por el otro, por los intereses que generan nuevos intereses. A medida que repetimos la operación, la plata cada vez crece más rápido, porque cada vez hay más plata de intereses.
Como ya vimos, la diferencia entre interés simple e interés compuesto radica en si retiramos o no retiramos los intereses al finalizar cada período.
En este artículo te contamos mucho más sobre interés simple y compuesto y la forma de calcularlos.