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Covid-19: un nuevo paradigma de crisis

En nuestra región, estábamos acostumbrados hasta ahora a crisis económicas y políticas, pero no sanitarias. Este “cisne negro” nos obligará a poner más el foco en la salud pública.
Covid-19: un nuevo paradigma de crisis
4 mins de lectura

Luego de los ataques del 11 de septiembre de 2001, el mundo se concentró en el antiterrorismo. Sin dudas, la pandemia del Covid-19 pondrá la atención en la salud pública.

Covid-19

Lo que comenzó en Wuhan (China) como una “neumonía severa” a fines de 2019 terminó convirtiéndose en una pandemia global tan profunda que puso en jaque a los sistemas de salud y la macroeconomía de todos los países, con una fuerte severidad.

El problema que tenemos en Occidente con el Covid-19 es que no estamos acostumbrados a crisis como esta. Sabemos (sobre todo los argentinos) de crisis políticas y financieras, pero no tenemos registro de crisis sanitarias de esta magnitud, más allá de algunas leves y pasajeras como la del H1N1 (gripe A o porcina) de 2009. La última comparable tuvo lugar en 1957, y quedan muy pocos vivos que la recuerden. Es así que la modernidad nos dio un falso sentido de certidumbre.

Hace tres meses nadie había sentido nombrar siquiera al SARS-CoV-2 y se lo mencionaba superficialmente como “algo lejano” al otro lado del globo, pero hoy ya está presente en nuestra vida cotidiana. Con más de 2,4 millones de infecciones identificadas, esta epidemia ya colapsó los sistemas de salud de Italia y España, y amenaza con lo mismo en el Reino Unido y Estados Unidos.

Un nuevo “cisne negro”

El cambio de paradigma que plantea el Covid-19 es lo que el filósofo libanés Nassim Taleb sintetizó como un “cisne negro”: es decir, que todos estamos acostumbrados a que los cisnes sean blancos hasta que un día, imprevistamente, aparece uno negro, y cambia todo lo conocido. Cambia el paradigma. Así, lo inimaginado e impredecible se materializa, revoluciona todo lo conocido hasta el momento y cambia el paradigma vigente.

Nuestro problema en Occidente es que el único antecedente cercano de “cisne negro” que tenemos fue la crisis financiera de 2008, cuya naturaleza es totalmente distinta. Antes de eso, nadie imaginaba que los créditos hipotecarios estadounidenses (calificados en muchos casos como “AAA”, significando algo muy seguro) podían entrar en impagos y generar un efecto dominó sobre los principales bancos del mundo, con la quiebra incluida del banco Lehman Brothers.

Así, con el Covid-19 hoy estamos sufriendo las consecuencias de nuestra falta de antecedentes históricos en crisis sanitarias. Este enemigo invisible, considerado por los medios y gobiernos como algo “extranjero” y “lejano”, terminó siendo en nuestra región un “cisne negro” de mayor magnitud que otros anteriores. Como los ataques del 11 de septiembre de 2001.

La pandemia en otras partes del mundo

La situación es en cambio muy diferente en Oriente, donde están transitando mejor esta pandemia por los antecedentes históricos que ya tenían en crisis sanitarias. No es casual que los países que sufrieron la epidemia del SARS en 2003 estuvieran hoy más preparados contra el Covid-19. Singapur, Japón y Corea del Sur ya tenían tests disponibles, más camas listas, protocolos sanitarios establecidos, y médicos capacitados.

“Los países que vivieron el SARS tenían una conciencia pública (sobre temas sanitarios) que les permitió actuar velozmente”, aseguró el ex funcionario estadounidense Ron Klain. Él coordinó las medidas en su país contra el ébola entre 2014 y 2015. Es por eso que países como Singapur, Japón y Corea del Sur están hoy en mejores condiciones para reactivarse económicamente. Más rápido y pudiendo evitar un colapso.

Es hora de actuar

Habiendo ya quedado nuestra región inevitablemente dentro del escenario adverso, el desafío ahora es más social que epidemiológico. Para detener el crecimiento del Covid-19 y evitar que colapse cualquier sistema de salud, debemos cambiar nuestros hábitos de vida.

Esto significa que ineludiblemente deberemos implementar medidas de distanciamiento social, cuya efectividad ya se vio por ejemplo en varias provincias de Italia o España. Allí consiguieron tener un número decreciente de casos (pese a que la epidemia es grave a nivel nacional). También vemos su éxito en la cuarentena argentina.

Al contrario, las tasas de crecimiento diario del virus en países que no aplicaron a tiempo el distanciamiento social fueron exponenciales: cada dos días, los enfermos se duplicaron. La propagación del Covid-19 es similar al concepto de “viralizar” contenido en las redes sociales. El virus pasa de 1 a 2 enfermos, luego de 2 a 4, después de 4 a 8, y así sucesivamente hasta colapsar cualquier sistema sanitario.

Mantengamos el optimismo

Pese a lo adverso que parece el escenario, hay también motivos para mantener el optimismo. En nuestra región tenemos la ventaja de que la geografía nos dio tiempo para prepararnos mejor. Ya sabemos lo que funcionó en Asia y Europa y podemos implementarlo antes para cortar el crecimiento exponencial de la pandemia. Ahora tenemos que lograr poder implementar más y mejores tests, para poder volver a la actividad identificando casos rápido, para evitar que se multipliquen.

Además, la batalla en el mundo contra esta epidemia de a poco avanza. Corea del Sur, Singapur y Hong Kong ya desarrollaron tests y los usaron para identificar a infectados, aislarlos y rastrear a quienes tuvieron contacto con ellos.

Como dije al principio, si luego de los ataques del 11 de septiembre el mundo se enfocó en el antiterrorismo, ahora es momento de hacerlo en la salud pública. De hecho, algunos analistas estiman ya que aumentará la financiación para virología e investigación de vacunas, y la producción nacional de medicamentos. Todos estos cambios, muy necesarios, dejarían al mundo mucho mejor parado para enfrentar cualquier nueva crisis sanitaria, que proteja a los más débiles y por ende a toda la sociedad.

pb

Fundador de Ualá

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