Saber cómo armar un presupuesto financiero personal es indispensable para organizarnos bien financieramente. El presupuesto expresa, de una manera cuantificable, cómo vamos a administrar nuestros ingresos y gastos. Contar con un presupuesto permite planificar cómo vamos a usar nuestra plata y nos ayuda a adquirir la disciplina para cumplir las obligaciones y alcanzar nuestros objetivos. Todo esto, durante una determinada cantidad de tiempo: semanal, quincenal, mensual o anual.
El presupuesto es una herramienta dinámica, es decir que requiere de controles y actualizaciones constantes. En otras palabras, es muy probable que haya momentos en los que haya que actualizar nuestro presupuesto. Ahora bien, ¿qué necesitamos para poder armar uno?
Primer paso: Calcular nuestros ingresos
El primer paso para hacer un presupuesto financiero personal es calcular, con la mayor precisión posible, cuánta plata nos ingresa. De esta manera vamos a saber con qué cantidad de plata contamos durante ese período de tiempo. Seguramente nuestro principal ingreso sea el sueldo o jornal, pero también podemos tener algún bono (como el aguinaldo), premio o contraprestación (como un alquiler).
En caso de que nuestro sueldo no sea fijo, lo mejor es considerar un monto mínimo y un monto máximo probable que vayamos a ganar durante ese tiempo.
Por ejemplo, supongamos el caso de Ana, que durante noviembre cuenta con los siguientes ingresos:
- Sueldo: $43.000
En este caso, para saber con cuánta plata va a contar Ana durante noviembre, tendremos que sumar todos sus ingresos. De esta manera, Ana tiene durante noviembre ingresos totales por $43.000.
Segundo paso: Calcular nuestros gastos
La segunda parte de nuestro presupuesto financiero personal lo integran todas las salidas de plata. Es decir, todos los gastos. Puede ser que sean insignificantes, ¡no importa! Aún cuando el gasto sea muy chiquito, como una propina o unos alfajores, lo tenemos que anotar. Todo debe estar presupuestado. Repitamos una vez más: todo debe estar presupuestado.
Los gastos pueden ser variables y fijos
Los gastos fijos son aquellos que sabemos que van a suceder, los tenemos que pagar todos los meses y no podemos hacer grandes cambios. Ejemplos de esto pueden ser el alquiler, los gastos de transporte, la comida, los servicios, los impuestos, etc. O sea, todos los que tenemos que pagar sí o sí.
Siguiendo con el ejemplo de Ana, ella tiene los siguientes gastos fijos:
- Servicios: Agua, luz, gas, servicio de streaming, celular, internet. $5.000
- Vivienda: Alquiler y expensas. $16.000
- Salud: Medicamentos, psicóloga, Obra Social. $4.000
- Gastos de limpieza, comida y demás del supermercado. $5.000
Ana tiene gastos fijos por $30.000 total.
Los gastos variables son los que pueden ir cambiando según la etapa del año: vestimenta, libros, regalos y salidas.
Veamos cuántos gastos variables tiene Ana durante noviembre:
- Regalo de cumpleaños para los sobrinos: $3.000
- Salidas con familiares: $7.000
- Extras: Kiosco, café, revistas. $2.000
Ana tiene gastos variables por $12.000 total.
Siguiendo con el ejemplo de Ana, si sumamos los gastos fijos ($30.000) con los gastos variables ($12.000), vamos a obtener todos sus gastos durante ese mes. En este caso los gastos totales de noviembre son de $42.000.
Saber cuáles son los gastos fijos y cuáles los variables nos va a permitir planificar los gastos de forma inteligente. De la plata que nos ingresa sabremos que sí o sí tenemos que pagar los gastos fijos. En cambio, los gastos variables pueden modificarse y es ahí donde podemos hacer cambios o ajustes en el presupuesto financiero.
Tercer paso: Restar ingresos con gastos
El tercer paso del presupuesto financiero personal es restarle a los ingresos todos los gastos.
Si el resultado es positivo, quiere decir que hay un excedente y es un indicativo de que tenemos poder de ahorro. En nuestro ejemplo, Ana tiene durante noviembre unos ingresos de $43.000 y unos gastos por $42.000. De esta manera, a Ana le estarían sobrando unos $1.000 en ese mes para empezar a ahorrar.
De todas maneras, siempre es mejor empezar el mes destinando un porcentaje total de nuestros ingresos al ahorro, en lugar de ahorrar “lo que sobra” a fin de mes. Así, vamos a poder fijarnos objetivos de ahorro al principio del armado de nuestro presupuesto. Podemos comenzar ahorrando el 5% los primeros meses hasta generar el hábito para finalmente llegar al 10% de nuestros ingresos.
Por el contrario, si el resultado es negativo, hay una falta de recursos. Es momento de cuidarlos y gastar menos. En esta situación debemos identificar claramente cuáles son aquellos gastos innecesarios y que de manera constante, incluso imperceptible, van disminuyendo el ingreso personal.
Si queremos recortar alguno de nuestros gastos, lo importante es preguntarnos: ¿qué otras opciones podemos encontrar? Tal vez podemos leer desde el celular en vez de fotocopiar, caminar cada tanto y no siempre viajar en taxi, o cocinar en casa y salir un poco menos. Si te interesa saber más sobre este tema, te invitamos a leer cómo combatir los gastos hormiga.